Cierra al salir...

24.03.2025


La vida te abre caminos que quizás nunca te planteaste recorrer, te hace estar en sitios incómodos que nunca quisiste, te obliga a hacer cosas que no hubieras ni imaginado… porque ella es así, imprevisible. 

Y sin embargo, ahí estás, dándote cuenta que no eres solo una persona, sino más bien muchas versiones de ti mismo en un empeñoso y constante cambio.

Te miras al espejo y a veces te cuesta (re)conocerte más allá de tus ojos.

Tu mirada fundida con tus pensamientos te deja atrapado en un círculo vicioso de errores y aciertos, de culpa o inocencia pidiéndote a gritos el perdón.

Y en esa lucha incansable por salir te rindes y te quedas esperando que las respuestas a todas tus preguntas lleguen solas, y no lo hacen.

Tus preguntas retumban en el eco del vacío intentando encontrar un sentido cuando por fin tomas conciencia de que lo único que te pasa es que no entiendes. Parece fácil pero no lo es, porque lo que no entiendes no es una simple ecuación matemática que cualquiera te puede explicar, lo que no entiendes son actitudes, odios, no entiendes de desconfianza, de mentiras, de burlas, de desprecio, no entiendes a algunas personas.

Y la única respuesta que encuentras es que no quieres eso en tu vida, entonces te alejas mientras haces la lista de quien sí, y por supuesto, quién nunca.

El tiempo me da la razón, y yo no la quiero.

Es hora de tirar la basura que empieza a oler.

Es hora de pasar página, pero dejando el libro abierto para poder volver atrás y recordar la piedra con la que tropecé tantas veces. 

Olvidar para recordar. Olvidar para aprender.

Porque no tengo tiempo para repetir historias, ¡ya no!, y aunque lo tuviera, no me interesa.

He sentido la soledad más triste, esa que sientes cuando no estás solo, así que llega el momento de invitar a irse a quienes no quieren quedarse.

P.D.: Hazme un favor… si te vas, ¡asegúrate de cerrar la puerta al salir!