Duda.
Deseaba profundamente que las huellas más bonitas que su amor le dejó tatuadas en el alma con el tiempo olviden el dolor de su desconfianza.
Su corazón dañado no entendía nada…
…Cómo había podido dudarla?
En algún momento dejó de creer en esa mirada dejándose arrastrar y permitiendo que la sospecha se apodere de su amor.
Él se dejó devorar por las miserias, y no se dio cuenta del daño que le hacía a los ojos que solo sabían devolverle amor.
Ella se quedó desnuda e indefensa, intentando luchar contra un gigante, arremetiéndole una y otra vez para solo conseguir lastimarse más.
Hasta que quedó exhausta y ya no pudo más que rendirse...
Hubo momentos de calma que la hicieron ilusionarse otra vez disipando las dudas como fina llovizna, pero solo fue un espejismo cuando las tormentas volvieron a teñir de oscuro el cielo azul de sus ojos y de nuevo se abalanzaron las palabras, cual dagas afiladas, a su corazón maltrecho.
El tiempo hará que las heridas tornen en cicatrices y podrá mirar atrás con los ojos limpios de dolor.
Aun así… seguía preguntándose… cómo, ¿cómo había podido dudarla?