Ella lo sabe.
En el teatro de la vida, más vale un gramo de autenticidad que llevar el peso de una obra llena de máscaras que nos impidan ser nosotros mismos…
Y mira que eres insistente.
No te callas…
Lo sabe. Sí, ella lo sabe, sabe que se equivocó otra vez.
No vas a dejar de repetírselo, ¿no?
Tu runrún le persigue a todos lados, hazle el favor y sal ya de su cabeza.
Te ha escuchado lo suficiente y se ha castigado aún más.
A veces le das un respiro, porque al parecer te cansas y desconectas, pero no, vives engañándola y solo coges fuerzas para volver al ataque con algún recuerdo, y reaparecer una y otra vez haciéndote visible en una canción, unas palabras, o en el simple gesto de cerrar los ojos y lanzar un suspiro al aire.
¿Qué quieres de ella?
¿No te das cuenta?
Ya no sabe de qué forma explicarte que necesita paz, que la dejes en paz, que te relajes y le des espacio para comprender lo que ha pasado, para entender que no todo lo que llega a nuestra vida merece quedarse, aceptando que insistir en sacarse de la cabeza aquello que persiste en el corazón es una de las batallas más difíciles de librar, por no decirte perdida..., y que ahora mismo solo necesita soltarlo como sea..., a gritos, a silencios, o en pequeñas gotitas de agua salada que le curen la herida.
¡Mírala!, necesita ver en qué punto perdió el rumbo, en qué momento se llenó de desaciertos, para así retornar a la casilla de salida..., y escribir en el libro de su vida las enseñanzas que esta le regala y que le servirán para allanar el camino que aún tenga por delante.
¿No te das cuenta? Es más fuerte de lo que crees, solo está tratando de unir las piezas que un día le desordenaron la cabeza porque solo así podrá deshacerse de las cosas, circunstancias y personas inútiles que ya no le suman, y volver a ordenar (se).
¡Desiste en tu empeño! Ella no desea más que aprovechar las sacudidas de los errores para remover la tierra y que crezcan nuevos brotes de sabiduría.
Y con el tiempo..., reírse a carcajada limpia de aquello que algún día le quitó el sueño.
Así que… ¡no insistas más!, aunque ahora le presiones cual chaleco de fuerza, sé que no podrás con ella, porque "oír, ver y callar" ya no es una opción, ahora la única opción que baraja es sentir para volver a acertar...
… para que llegue un nuevo día en el que se suba a unas tablas, abra un telón y pueda hacerle una merecidísima reverencia a la vida...
Ríndete... ella lo sabe.