hola y chau
Todos nos merecemos que nos pasen cosas buenas, no les temas, solo dales el tiempo que necesitan para madurar, confiando en que llegaron para quedarse.
Y viene mi 2023 y me recuerda que el 1 de enero me quedé dormida, presa de una gripe, y me desperté a las 00.15 hs tomándome las uvas un pelín tarde, no me lo echó en cara, peeeeero me advirtió que sería un año "diferente".
En aquel entonces no le hice caso, me tomé el cava y pasé de él, no iba a comenzar el año discutiendo…
Pues a decir verdad, no empezó con mal pie, al contrario, me sorprendió para bien en muchos aspectos, trabajo, familia, teatro, amigos…, coronándose finalmente con un hermoso y ansiado viaje a mi patria.
Pero no todo es perfecto y este año no podía ser menos.
Nada más llegar, mi 2023 me dio algunos consejos que quizás no debería haber cogido al pie de la letra.
Me dijo que calle, que no merece la pena discutir con idiotas. Me dijo que aguante, que soporte, que deje pasar, que "entienda a los demás", que justifique mis acciones…, también me dijo que hay que perdonar.
Y en este último tramo empezó a complicarse la cosa cuando se dio cuenta que hay personas que cogen los sentimientos de los demás, los estiran, los estrujan a su antojo formando una pelota con la que juegan ensuciándola y pisoteándola sin indulgencia alguna.
Por eso ahora, cansado, arrepentido, más viejo, pero más sabio, mi 2023 me dice…
¡Que no!, que ya no calle, que con un buen argumento a los idiotas hay que taparles la boca. Que ya no deje pasar las cosas por complacer al mundo. Que no tengo que justificarlo, soportarlo ni aguantarlo todo "por el bien de los demás", y que sí, que perdone, pero no pase por tonta.
Casi sin aliento y con ternura mi 2023 me coge de la mano y me invita a ELEGIR dónde quiero estar, a ELEGIRME como prioridad, y ELEGIR-IRME de donde no estoy a gusto.
Ahora sí, le hago caso y termino este año con valentía, sintiéndome orgullosa de las decisiones que tomo, tomé y tomaré, asumiendo las consecuencias, y enfrentándome a nuevos retos.
Porque en el fondo, prefiero pecar de intensa, que de sosa, nunca son demasiados los besos, los abrazos, los "te quiero", los "te amo", y los "te echo de menos", y no me arrepentiré nunca de cada uno de los que he dado y pronunciado.
Y por supuesto, darle la bienvenida a mi 2024, tomándome las uvas a su hora (por si acaso).
¡que las tradiciones hay que hacerlas bien!