Lucecitas.
Érase un pequeño candil solitario. Iluminando, solo iluminando. Nadie sabe quién lo dejó allí, pero ahí estaba… A veces la penumbra, negra y oscura se acercaba solo con intención de apagarlo, y por momentos lo conseguía, pero curiosamente el pequeño candil volvía a encenderse como por arte de magia…
Así son algunas personas, lucecitas por el mundo.
Pareciera que la vida las coloca estratégicamente en el mapa para que siempre nos encontremos alguna, como si viniesen a cumplir una misión.
Esos seres de luz con los que de repente cruzas una mirada…, o los que casual(o causal)mente te dan encuentro en ese paseo solitario en el que no haces más que gritar en silencio.
Cuando tienes una de frente lo notas de inmediato, porque las sonrisas son de "ida y vuelta".
No intentes retenerlas en tu vida, más bien disfrútalas, déjalas ser y estar, déjalas que sigan su camino para que sigan iluminando a los demás.
Son como esa capsulita de vitamina cuando ya no puedes más.
Algunos dicen que son como la luz al final del túnel, o quizás sean la luz que alumbra el camino.
Dicen que sus sonrisas esconden las lágrimas más profundas, y que detrás de las lágrimas esconden las sonrisas más sinceras…
Son diminutas bombillitas para tus dudas.
Su sola presencia habla por sí sola porque irradian una energía contagiosa, en ocasiones son las grandes guerreras luchando contra el rechazo, intentando abrirse camino entre las almas oscuras.
Por eso saben librar las mejores batallas sin necesidad de escudos.
A veces llueve y el corazón se agrieta dejando goteras de tristeza por las que se cuelan personas grises, esas que van apagando luces, que van desalentando sueños y erosionando emociones solo para que estés en sintonía con ellas…
En esos momentos, no importa cuánto tire de ti la oscuridad, no importa si alguien pasa con un pincel y te pinta de gris, en el polo opuesto siempre habrá una lucecita, vagando inquieta por ahí, alguien con una pincelada de verde esperanza, dispuesta a contagiarte esa luz que llevan por bandera.
Cuando te cruces con una… simplemente, déjate leer la mirada.
La oscuridad no es más que la ausencia de luz, y la luz, de alguna manera, siempre está…