Nos volveremos a ver...
… y como cada vez miró atrás y dijo en voz bajita… "nos volveremos a ver".
Su alma estaba herida.
Aquella fría mañana de un domingo de junio bajaba por la avenida Paseo Colón, como tantas otras veces recorriendo rincones de Buenos Aires, donde se sentía él, donde nada ni nadie perturbaba su tan ansiada paz.
Necesitaba de ella para dar bocanadas de aire fresco, y así hacía cada vez que la rutina le daba permiso para escaparse de aquel pueblo que le encarcelaba los sentimientos.
Buenos Aires como por arte de magia le despojaba de quien era para volverlo anónimo, uno más, sin nombre, sin apellido...
…se refugiaba en los maravillosos espacios que le brindaba la ciudad de su niñez, cerrando los ojos y respirándola tan profundamente hasta que sus lágrimas se dejaban caer mezclándose con la fina llovizna de otro otoño que casi llegaba a su fin…
Allí pasaba de observado a observador,
...se encontraba consigo, y aunque no se reconciliaba con su pasado, lo aceptaba.
Allí era capaz de entenderse, sumergiéndose en un mar de interrogantes que no siempre tenían respuesta, en las profundidades de su océano que solo él y nadie más que él conocía.
Expandía sus emociones hasta que se volvía pequeño.
Desde la perspectiva que da la distancia y el tiempo, iba y venía entre sus vivencias, sonreía recordándose niño, recordándose enamorado, recordándose feliz.
Paseando por sus parques, se espiaba en cada una de las historias que había vivido tratando de entender los errores del pasado, e intentando comprender sus desvelos sentía que la vida pasa y que la mayoría de las veces no da segundas oportunidades…
Se juzgaba duramente, aunque por momentos la compasión anidaba en su corazón cuando miraba a su alrededor y entendía que sí, que había tenido la suerte que muchos perdieron a lo largo del camino, simplemente porque estaba vivo, aquí y ahora.
Porque a pesar de los golpes seguía amando con la misma intensidad.
Porque, aunque el espejo ya no le era indulgente, su sonrisa clara aún reflejaba la belleza de su alma.
Él no era más que la suma de todas sus versiones en las que por momentos se sentía todo y por momentos… nada.
Bajo un manto de hojas secas y un cielo gris, emprendió su camino de regreso buscando la forma de despedirse de ella, de sus calles, de sus olores, de sus recuerdos..., y al igual que tantas otras veces no sabía cómo hacerlo, porque siendo sincero… no podía despegarse tan fácilmente de aquel lugar donde, pese a sus pensamientos, no había espacio para echar de menos otros tiempos…
… y en voz bajita repitió… "nos volveremos a ver".