Quedarse.
Fueron aquella tarde cálida de febrero que recordarán el resto de sus vidas.
Fueron la certeza que les empujó a lanzarse por el acantilado aún a sabiendas de que podía haber rocas debajo del agua.
Fueron todos los intentos de irse para volver a-traerse.
Fueron el momento justo después de los trenes que perdieron.
Fueron los besos que se dieron con la mirada antes de hacerlos realidad.
Fueron sus tantísimos "tal vez(es)".
Fueron la pasión desencadenada en apenas un instante.
Fueron los encuentros fugaces que se tatuaron en la piel.
Fueron aquello que quisieron dejar pasar y… como por arte de magia los volvió a atrapar.
Fueron dos almas rotas cosiendo sus heridas con minutos de amor.
Fueron las ganas contenidas en un suspiro cuando la razón se impone al corazón.
Fueron los recuerdos que han ido guardando en las páginas del libro que, alguna vez, quizás, la vida les deje escribir.
Fueron la batalla perdida en un intento de querer liberar al azar sus palabras inventadas…
… aquellas que solo cobran sentido allí donde habitan sus almas.
Ella fue el puñado de palabras que le decía a destiempo cuando la memoria se le perdía en algún pliegue de su sonrisa.
Él fue la mirada tierna que esgrimía sus sentidos.
Ambos fueron...
el amor que se dieron...
el que osadamente se pretenden dar...
... y el que quizás el tiempo en su infinita benevolencia les quiera legar.
Ellos, y las mil formas de quedarse cuando se van.